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viernes, 26 de agosto de 2011

LA LUNA LLENA & EL LOBO

Cuenta una Hermosa y Antigua Leyenda India, que el primer Lobo estaba perdidamente enamorado de la Irresistible Belleza de la Luna Llena. El Azulado Brillo de los Rayos de su Límpida Luz, era lo que daba la Fuerza, el Vigor y el Valor al Lobo; le daba la Vida; era su Sustento; su Razón de Vivir. Por ello, cada Noche que la Luna Llena lucía explendorosa sus mejores galas en lo más alto del Estrellado Firmamento, el Lobo sabía que tales galas eran en Honor a él. Trepaba a lo más alto de la más elevada de las montañas, y, con poderosos Aullidos que emanaban directamente de su Corazón, le declaraba su Amor.

La Luna Llena le miraba con Ojos Chispeantes, con Luminosa Sonrisa Plateada. No cabía duda: la Luna Llena también estaba perdidamente enamorada del Lobo. Con esa Amorosa y Brillante Sonrisa, clavando en los  Enamorados Ojos del Lobo sus Brillantes Pupilas, la Luna Llena le preguntaba:

-¿Me has amado hoy, mi Lobo? ¿Me has cuidado?

Entonces, el Lobo, pleno de Amor, respondía a la Luna Llena, que ese día, al igual que todos los días pasados y todos los días que estaban por venir, la había amado con todas sus fuerzas, hasta su Último Aliento, dando con Júbilo su Vida por ella cada segundo transcurrido, si tal cosa fuera precisa, sin pensarselo ni una sola vez. Entonces, la Luna Llena, brillaba mucho más Majestuosa en el Estrellado Cielo, como Reina y Señora de los Pensamientos del Lobo.
En ese preciso instante, tenía lugar inicio una noche más llena de la más apasionada Magia. Una madrugada, llena de la más maravillosa de las Locuras. Sí, era una más, pero, al mismo tiempo, irrepetible y única.

-¿Hasta cuándo me amarás, mi Lobo? -preguntaba mimosa y enamorada la Luna Llena-. ¿Y si mis destellos te llegaran a dañar, Lobo mío? ¿Si se acabara esta Luz Universal? ¿Seguirías amándome, mi Lobo?

 -La Magia del Amor nos envuelve hoy, mi Amada -respondía el Lobo, abrazando con fuerza a la Luna Llena, sintiéndose Loco y Enamorado, con esa extraña seguridad que da el Amor-. Mira a tu alrededor -solicitó el Lobo a la Luna Llena-. Nosostros y Nuestro Amor, estamos escoltados por dulces Serafines, Querubines, Arcángeles... Ángeles de todas las clases que podamos llegar a imaginar, que El Creador ha hecho sólo para nosotros, para que cuiden y protegan éste, nuestro Amor, que, al igual que todas y cada una de las Noches, todas y cada una de las Madrugadas, es Irrepetible y Único. Ellos y Nosotros, también somos Únicos -continuaba el Lobo, hablándole a la extasiada y enamorada Luna Llena-. Ellos, danzando con la Complicidad del Universo a nuestro alrededor. Nosotros, volando, jugando... Amándonos por este instante lleno de Eternidad. Somos felices, disfrutando nuestro propio Cielo Estrellado. ¡Cuán Feliz soy, mi Amada, pues tengo mi propia Luna Llena! Tú si eres Única, y, Dichoso de mí, me amas...¡Cuánto me amas!

En ese momento, siempre según esta Hermosa Leyenda India, todo se volvía sencillamente perfecto. Perfecto por un instante... Un instante cargado de Eternidad. Dicen los Viejos Sabios, que se debe revernciar el Sagrado Lugar donde surga el Amor. Ese lugar, donde la Magia del Amor nos convierte en niños. Niños grandes, pero niños, al fin y al cabo. Niños que siente que la Pureza de nuestro Amor Celestial, brilla todas y cada una de las Noches, todas y cada una de las Madrugadas, junto a las Estrellas más Hermosas y Titilantes, mientras las estrellas más lejanas y las estrellas fugaces, nos cantan, inventando melodías sublimes y únicas, sólo para nosotros. Custodian nuestro encuentro. Todo ello, sólo por nuestro amor... Nuestro Eterno Amor Secreto. Mientras, una Noche más, una Madrugada más... Hemos hecho el amor en el cielo.